A lo largo de mis jornadas de prácticas pude percatarme que no todos los alumnos poseían un mismo lenguaje, esto se debía a la experiencia previa al jardín de niños, tanto con su familia como con la sociedad en general. Muchos de ellos no recibían un apoyo extra en su casa y otros eran muy reservados, sin embargo busqué encontrar un equilibrio dentro del aula para que empezaran a adquirir un poco de confianza.
Es necesario resaltar que muchos alumnos presentan un carácter tímido, un tanto de desinterés, dificultades en la realización de trabajos y sobre todo miedo para expresarse, sin embargo durante las dos semanas que estuve trabajando con ellos noté un cambio muy grande ya que de no explayar nada, lograron compartir ideas y ser un poco más participativos en el grupo.
Por otra parte quisiera recalcar que el apoyo de los padres no es muy constante con los alumnos, dado que cuando se enteran que su hijo tiene un problema que ha venido arrastrando desde hace tiempo atrás ellos simplemente lo evaden, se enojan y sobre todo no buscan una solución. Pero no siempre es así, hay casos de alumnos donde sus padres están muy al pendientes ya que si notan algo extraño en su hijo o hija, toman cartas en el asunto y buscan ayuda con especialistas.
Como último punto comentaré la preocupación que existe por parte de la docente titular y en mi personalmente, que es el hecho de la falta de escritura, esto es muy alarmante ya que en poco tiempo se trasladarán a la primaria; muchas de las madres de familia frente a este caso han pedido actividades extras para favorecer su escritura, pero aún así no las llevan a cabo.
Para concluir tenemos que el estancamiento de los alumnos es tanto culpa de la familia como de la docente, se necesita una mejor relación entre sí, así como actividades bien establecidas que logren desarrollar en los niños una buena lengua tanto oral como escrita.
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